Una
gran película de aventuras.
Hay
películas que son muy especiales en nuestras vidas y que llevaremos
marcadas a fuego en nuestros corazones hasta el final de nuestros
días. Son películas que vimos en una época inolvidable y junto a
otras personas que por desgracia, ya no están con nosotros.
Hace
muchos, muchos años, en plena década de los ochenta y en una España
mucho más oscura y menos luminosa que ahora yo era un muchacho que
cada día se hacía más cinéfilo gracias al maravilloso cine de esta
década prodigiosa. Un día, mi hermano mayor me dijo que me invitaba
al cine, que había visto una película muy buena la semana pasada
junto a su novia y que sabía que me iba a gustar pues era una
historia de fantasía.
La
película era Lady Halcón
(1985)
del gran Richard Donner, nunca
podré olvidar la primera vez que vi esta película, la he visto
muchas veces en VHS primero y después en DVD pero esa primera vez en
el cine fue para mi una experiencia única e irrepetible. Recuerdo
como me fascinó la triste y conmovedora historia de amor entre
Navarre e Isabeau así como que la película estuviera ambientada en
plena Edad Media, una época tan oscura como seductora.
Desde
aquel día soy un rendido admirador de
Rutger
Hauer, Michelle Pfeiffer y Matthew Broderick y Lady
Halcón es
una de mis películas favoritas de todos los tiempos. También,
gracias a esta película me enamoré perdidamente de Michelle
Pfeiffer como solo un adolescente puede hacerlo y todos los años veo
esta película dos o tres veces.
Aquella
tarde fue muy especial y es un recuerdo hermoso y feliz al que me
aferro para olvidar los golpes tan tremendos que me ha dado la vida
recientemente. El cine y los recuerdos asociados a éste son los
mejores refugios contra el dolor.
Una de las mejores escenas de esta maravillosa película.
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